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Desde
los 14 años, Comby se apasiona por el dibujo. Va a menudo al
taller de un vidriero, quien le transmite su amor por el dibujo y le
aconseja inscribirse en la escuela de Bellas Artes de Lyon.
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Para
un escultor, el dibujo es como el descanso del guerrero.
Después
del esfuerzo físico en el taller, de pie, me gusta
disfrutar,
ante el papel en blanco, de un primer momento de quietud, de reposo.
Pero
esta paz corporal es sólo un disfraz, ya que la lucha es
continua, ya sea con el dibujo, la pintura o la escultura.
Me
acuerdo de los dibujos de Combet-Descombes : desnudos al
carbón,
negros como un campo de batalla, el misterio transluciéndose
en los cálidos abrazos.
Murió
en el incendio de su taller a los 84 años.
Comprendí
con su trabajo, entre otros, lo que era el dibujo. »
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La
fascinación de las investigaciones industriales ha
alimentado
mi trabajo durante tiempo. Estos dibujos expresan en el complejo
tubular de máquinas descompuestas, una burla del cuerpo
humano, sus fuelles y fábricas desafectados exhibiendo sus
órganos como en la mesa del quirófano.
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La
acuarela fue un gran subterfugio para liar color y forma. Primero en
grandes bloques monolíticos complejos y con interiores
rebuscados, luego en la serie de los caparazones.
Cultivo
amorosamente el inconsciente, lo dejo aflorar, derivar, invadir las
formas, sin preaviso. A menudo la forma madre es una especie de torso
sobre dos muslos troncados.
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Al
principio, en el año 1962, los dibujos a la acuarela, torsos
con interiores mineralógicos, están excavados,
surcados, agrietados. Otros, más orgánicos, dejan
escapar formas inesperadas, descuartizadas o magnificadas.
Una
larga serie vió el día, paralelamente a las
grandes
piezas de yeso con numerosas trampas de luz y sombras.
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Después,
en un salto de tres décadas, los cuadernos de dibujos casi
diarios. 500 páginas cada uno, por las dos caras: relato sin
premeditación de cómo va nuestro mundo, cortejo
del hoy
en día : pruebas, observaciones, delirios y
fantasmas.
Eros y Tánatos se codean según los
días y las
épocas. No quisiera que fuesen desmontados por motivos
comerciales en el futuro.
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Los
« collages » de 1962 a 1970
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El
pegamento solo fué un medio de mostrar, en los carros, los
retablos, los esqueletos de los osarios, el
champiñón
nuclear rodeado de bordados y pasamanería; o el cow-boy
armado.
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Los
« collages » a partir de recortes
de prensa
transmiten muchos elementos emocionales par quien sabe no renegarlos.
Pero el mercado del arte no sabe acomodarse con los que molestan. El
pintor Maryan nos indicó el camino.
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